Hagámosle un paréntesis a la nostalgia

... y no dejemos que se nos borre la memoria.

Rodrigo Carazo Odio, en su libro "Tiempo y marcha" de 1989 escribió:

(...)
El campo de concentración de la Avenida 10

La apertura de un Campo de Concentración -que así se llamó- en plena capital, en la avenida 10 donde hoy está ubicado un mercado de mayoreo, fue producto de aquel servilismo que nos había llevado a declarar la guerra. Algunos justificaron los hechos de aquellos días con el argumento de que había que "ayudar a las democracias": Estados Unidos, Unión Soviética, Inglaterra, Francia y china Nacionalista, que luchaban contra el fascismo, y que por ello había que evitar -a toda costa- actividades de espionaje en Costa Rica; además, "si nos portábamos bien y éramos buenos aliados", se nos abría la posibilidad de pedirle ayuda económica a Estados Unidos (la misma tesis que a tantos errores nos ha conducido hasta el presente).

Los galerones de madera y zinc, rodeados de alambre de púas que se levantaron en el centro de San José con el nombre de Campo de Concentración, sirvieron para "concentrar" a quienes podían ser una "amenaza" contra los aliados. Allí se fue metiendo a "alemanes" muchos de ellos nacidos en Costa Rica, a familias enteras -niños y ancianos- "sospechosos" de complicidad con el "Eje". Amigos y amigas de nuestra edad, estudiantes un día, pasaban a ser prisioneros al día siguiente. A esos "alemanes" se les intervenían sus empresas, fincas, casas de habitación y bienes en general, muchos de los cuales pasaron con el tiempo a manos de amigos del Gobierno.
Veíamos a nuestros amigos por las rendijas que se abrían entre las tablas de madera "verde" o fresca, con que se habían construido las paredes del campo, prisión que era muestra clara de cómo los pueblos se degradan por intereses económicos. Con el tiempo muchas de esas familias fueron trasladadas a Estados Unidos y desde allí"costarricenses de nacimiento" fueron canjeados por soldados norteamericanos prisioneros de guerra de los alemanes: niños costarricenses fueron a parar así a la Alemania nazi, después de haber vivido en un campo de concentración en su propia patria y en los Estados Unidos. Recuerdo el caso de una niña  de nombre y apellidos costarricenses, que creo no sabía hablar alemán y que sin embargo fue objeto del trato señalado por el hecho de haber sido adoptada por un "aleman. Claro que esta tragedia disimuló mucho el trato dado a mis profesores alemanes, a quienes no se atrevieron a meter en el "Campo de Concentración". Yo pienso que, dados los objetivos de despojo que motivaron su funcionamiento y como los padres paulinos no tenían propiedades ni empresas, se les respetó. Además, algún peso habría de tener el que algunos funcionarios del gobierno de entonces, incluyendo al Presidente de la República Rafael Ángel Calderón Guardia, hubiesen sido alumnos del Colegio Seminario.

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Fuente de la imagen: La Tribuna de fecha 11 de diciembre 1941. Compartido por Adricín Alarcón marzo 2017 FB CAVLFH


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