DON RESPETO

“DON RESPETO”


Anaxágoras decía, que: “La vida es meditación y la libertad que de ésta se deriva”.

El hombre no se caracteriza, simplemente, por ser capaz de pensar sino que el pensar le ofrece un mundo de posibilidades, que forman el campo de la libertad, la acción y el desarrollo, y se manifiesta como sea más fácil, de ahí que unos son: Científicos, abogados, ingenieros, escritores, astronautas, administradores, comerciantes, constructores de edificios y casas, cómicos que hacen reír y otros.

Por eso, cuando veo sonrisas construidas por mis acciones, siento una afluencia doble de felicidad; siempre recibiendo el doble de lo que doy y sin reclamarlo. Invierto una sonrisa y recibo dos. Todo está dentro de mi, ni siquiera tengo que construirlo, sólo tomo de la fuente lo que me gusta hacer; sea éste por adquisición de conocimiento natural, científico, tecnológico, cultural o por costumbre, enseñanza teológica, etc, todo obtenido en la universidad de la vida o la académica, y la vida permite vivir y continuar hasta que el Creador decida, si se cumplió o no para lo que vino, pues, para mi no existe la casualidad solo la causalidad y el efecto.

Opino, que vine a este mundo por la unión de dos, quienes desearon para mi las cosas más bellas de la vida. Sin embargo, debo decir que la felicidad ha dependido de mis pensamientos y acciones, aunque en ocasiones, he encontrado el consejo de mis progenitores, cuando la sombra de los errores ha llegado... “importante reconocerlo”.

El hombre nace; se crea a sí mismo. La afirmación es admitida por todos, porque el hombre evoluciona y por este hecho viene a confesarse, que se aprecia un crecimiento auto creador en el desarrollo de la humanidad, con todos los fracasos, luchas y adelantos que se tienen en nuestros tiempos.

Lo anterior, da tema para hablar de “don respeto”, en todo el sentido de la palabra. Defínase como: “Sentimiento que induce a tratar a alguien con diferencia, a causa de su edad, superioridad o mérito.” Esto último es lo que quiebra las acciones colectivas o individuales, pues, un pensamiento ajeno no se puede incorporar al mundo de esa manera. ¿Cómo puedo negar que fuera de mí existan cosas, si las estoy oyendo y las estoy viendo?

En la ética, no solo hay una filosofía que especula sobre como es un algo, sino que además, es una filosofía práctica, cuyo estudio se convierte después, en norma de conducta, y el hombre que quiera tener una norma de conducta racionalmente justificada, ha de tener una moral y ética justificada.

Entonces: ¿Será que me engañan los sentidos? De los sentidos, no podemos decir que nos engañan; un miope no puede quejarse de ver las cosas turbias, porque su ojo hace lo que puede. Por tanto, al hablar, hay que tener cuidado con el “valor” que le damos al conocimiento, con el cómo veo las cosas cuando se me presentan y las integro en mi mundo; que no, de una manera pura sino integrada.

“Don respeto y lealtad”, son confundidos con siervo, alfombra, servilismo, sumisión, etc., para oír decir “Sí” tiene razón, es genial, importantísimo, claro es la mejor idea si usted la dice, etc, todo por quedar “bien” y no debatir y exponer puntos de vista, conceptos o dar la razón, sea al nivel que sea, con convicción y conocimiento, pues un adagio dice “Escucha siempre al torpe y al ignorante; también ellos tienen su propia historia”.

Escribió Mahatma Gandhi, Señor... ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles y agregaba, Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.

Cuando uno se molesta o se siente herido es, porque dentro hay algo, “la conciencia”, que le recuerda qué hizo o qué dejó de hacer y, si hago y me critican, es señal de que “caminamos”, como le dijo Don Quijote a Sancho. Pero con el respeto, hay que tener cuidado, porque es un término muy amplio y difícil de digerir: Que se irrespeta y se exige respeto, por posición social, económica o por mero poder. No, el frió no está en las cobijas, viene de afuera. Igual que la critica, sea por lo bueno o por lo malo que se haga, en la acción o en la vida.

“Don respeto” funciona en lo serio, en lo responsable, en la función pública o privada, en la decisión, el control, la organización, la planeación, en delegar, en lo delicado, en el principio, el coraje, lo espiritual, etc. No funciona en el chiste, burla o broma que hace reír o no; pues, en el siempre, se interpola al grupo, al que venía, al que decía, al resultado, a la conversación, a lo sucedido, a la invención, al artista, a la relación, a lo físico, a las cosas, en fin, al talento, a la virtud de hacer sentir feliz a las personas y darle un sentido de alegría, sentimiento y humor a la vida.

En el amargado, no funciona nada, todo lo ve mal, sin chiste, sin interés, sin gracia, solo vive, solo él tiene la razón y no descubre, que las grandes mentes discuten ideas, las promedio, eventos y las pequeñas, critican a la gente y a las personas que las rodean, pues, se sienten superiores y creyéndose osados, hablan de “don respeto”.

“SEA FELIZ Y VIVA LA VIDA MEJOR CADA DÍA” Lic. Eduardo H. Moya Monge

Lic. Eduardo H. Moya Monge

29 de abril 2008

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