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Emilia Jiménez Guardia. Primera fotografía en el Libro Azul. Imagen retocada por Carlos Manuel Uribe para la edición digital, 2022. |
Historia comercial , Libro Azul de Costa Rica , Libros rescatados , Sociedad
Definitivamente una gran parte del camino que seguimos en la
vida y las ocupaciones que escogemos en el futuro, dependen en alto grado de
los profesores y maestros que el destino nos repare. Vivimos en un país con
alto porcentaje de escolaridad, de alfabetización, pero no así de formación y
educación concreta. Aun hoy en día hay mucha deserción y en ello muchos
factores que impiden a los estudiantes escoger un camino que les proporcione
satisfacción personal y profesional en el futuro.
Yo, por influencia de mis tres profesores, abandoné mi gusto
por el francés, que lo tenía incipiente, pero con entusiasmo, desde el sexto
grado en la escuela. Mis profesores de francés en el colegio se dedicaron, sin
saberlo, a lapidar esa emoción, debido a que entre ellos y yo nunca hubo
química adecuada. Las artes plásticas casi sucumben en mi vida por el grado tan
bajo de impulso y constante desmotivación de mi profesor, el inglés nunca
prosperó y nunca tuve la suerte de algún docente que me hiciera enamorarme de
él, la matemática gozó de buenos abanderados, al menos para mí, así como el español.
Estudios Sociales, pasaron recto sin marca hasta los últimos años del colegio
cuando algunos temas me resultaron interesantes. Así así, la historia y cívica
me enamoró mucho años después, tanto como nunca lo hubiera creído. Obviamente
lo anterior no puede ser culpa ni gracia solo de los profesores, hay miles de
cosas que a los adolescentes nos pesan o levantan y miles de suertes que todos
corremos en esa inmensa pero complicada etapa. Es difícil a veces que haya
química con las materias, con los temas con las explicaciones y
participaciones. Aún más difícil es que gracias a la química que nos
encontremos con un tema y con la forma que un profesor la pueda transmitir decidamos
seguir un camino dedicado a ello. Yo no lo hice, peros sí dos o tres
compañeros, que resultaron tan enamorados de la química, sí química básica, que
dirigieron sus carreras profesionales en temas relacionados.
El primer profesor de química, el de octavo año, marcó a
muchos de nosotros un pico importante en la montaña escarpada que significa la
secundaria en nuestro país. Para mucho fue el diablo tapizado de tiza, para
otros la llave de otro mundo por conocer. Porque la química, por más apasionada
que la mostraba, no era un “quecazo” para todos, como él lo decía. Por eso creo
que le decían “Pastel”. Agustín Castillo, imprimió en varios de nosotros una
energía por los elementos, compuestos y electrones, que hasta mucho años
después no se olvidan. Tenía las bolsas llenas de tiza, en los tiempos en que
no existían pizarras de acrílico, pero sí la vanidad de tenerlos pantalones
limpios. Tenía más tiza en sus pantalones que las mismas pizarras donde
enseñaba. Usaba las camisas flojas con las mangas largas arrolladas y los
botones se le soltaban como si fuera un actor despechado y flaco de películas
latinas de los años 70s, el cabello peinado por suerte de tenerlo lacio y casi
blanco, no por viejo, sino por quién sabe qué o quizá la tiza también se lo
alcanzaba a blanquear. Cuando escribía en la pizarra hablaba como anunciando un
bingo, adoptaba el porte de John Travolta cuando dibujaba un círculo y contorsionaba
el hombro a la vez que dibujaba una rueda casi perfecta. Se jactaba siempre de
eso. Daba puntos extras a quienes contestaran las más desafiantes y
disparatadas preguntas sobre spines, órbitas, tierras raras, enlaces, fórmulas,
nombres de elementos, símbolos, etc., etc., etc. Todos, absolutamente todos los
alumnos le ponían atención, por su forma tan enérgica y cinematográfica de
enseñar quizá alguno que otro no, como yo, que de vez en cuando mi exagerada
desatención me cobraba la vergüenza de ser regañado por él vaticinándome
constantemente “Gómez, usted así de desordenado no tendrá ningún futuro. Por más
carga que se pueda creer, todo le va a salir mal si no se sosiega”
Lamentablemente a mí me iba muy bien con él, y eso hacía que me regañara
constantemente. Yo no era el mejor, había unos cuatro compañeros que me
superaban, pero logré salir adelante y destacar con el profe y sus temas me
lograron enamorar. Mantuve una gran química con la química, pero solo por unos
años ya que, para rematar en este pequeño cuento, otros profesores universitarios
(ITCR 1996-1998) se dedicaron a lo contrario, lapidar mi gusto por ella, con una
pésima forma de enseñar a mi criterio personal. Sin embargo, la afinidad por
estos temas, al menos a nivel básico, nunca lo perdí, pues está ligado a un
personaje sin comparación en mi vida de colegio, Agustín Castillo González,
conocido (sin decírselo jamás de frente) como “Pastel” que a cada rato en las
clases nos decía
“Si usted no ve esto
como un quecazo, ¡ lloremos todas juntas !”
En ese curso la Tabla Periódica de los Elementos, era la
hoja sino principal, la más indispensable en todo momento, y como varios de
nosotros nos hundimos felizmente en un tema para nosotros encantador, resultó
que nos la aprendimos toda de memoria. Esa tabla era el papelito con el que
jugábamos horas de horas, la fiebre del momento y la pesadilla eterna para los compañeros
que no la entendían ni les agradaba para nada el tema. Sin embargo, era
constante para todos tener que pregonar a cada rato los nombres de elementos y
sus símbolos, Hidrógeno, Helio, Litio, berilio, Bario, Cloro, ¡Suave un toque
mae! Es Boro, y el otro es Carbono, el bario es un lantánido. – Deje de batear,
los lantánidos están después del lantano, son los azules.
Algunos comentarios impregnados de orgullo nacional nos los
comenzó a decir Pastel, el profe. Esa tabla periódica hecha de una parte en
color negro, otra roja y la final en azul, había sido dibujada por un tico. Gil
Chaverri y no era la que usaba el resto del mundo. Así el profe Pastel nos avistó
una luz de que hubo un tico que le ganó a los gringos y a los rusos, pues la tabla
periódica de Mendelev, la más conocida y más famosa (para nosotros como
colegiales) no era tan buena. Pero solo eso supe en ese entonces.
La química colegial se volvía a impartir en el quinto año en
los colegios vocacionales, eso en la década de los 90s. Ignoro si aún se ordena
igual la formación. Es cuando nuestra profesora, nueva en ese año en el Monseñor
Sanabria de Desamparados, nos vuelve a resaltar la importancia que tenía esa pequeña
tabla, ese pequeño papel que todos y cada uno de los alumnos tuvo que comprar y
guardar en sus maletines por un año completo. Nuevamente el dolor de cabeza
para muchos. No he logrado averiguar si fue un cuento tergiversado o una verdad
no escrita, que Gil Chaverri, el autor de la Tabla Periódica que se usaba en
nuestro colegio y en todas las secundarias del país fue tentado a adoptar la
nacionalidad estadounidense como propuesta de este país, para utilizar sus
conocimientos y aportes con el sello “USA” y de ahí probablemente convertirse
en el autor de un documento que se usaría poco a poco en todo el mundo. Sin embargo,
nos contaba la profesora Nora Angulo, don Gil amaba tanto a Costa Rica que se
opuso a convertirse en “gringo” y no aceptó la propuesta. Según ella, su
decisión provocó que su tabla periódica no se popularizara en libros académicos
ni en otros medios. La literatura americana y con los años la mundial, adoptó
la tabla periódica elaborada por otros profesionales y la configuración que don
Gil había propuesto desde 1953 al mundo, pasó a ser usada solo en nuestro país
y en algunos otros que sí reconocían su mayor calidad como documento académico.
Como repito, lo anterior fue solo un pequeño gran comentario
que nuestra profesora nos contó y nunca lo olvidé y asumí cierto. Años después
pude leer que la tabla periódica de Gil Chaverri había sido señalada en los
medios internacionales como uno de los mejores arreglos gráficos por muchos
años y utilizada en varios países, no solo en Costa Rica.
Escrito por Christian Gómez Barrantes. 7/9/2022
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Agustín Castillo Profesor de ciencias en el Colegio la Gravilias durante la década de los 90s. |
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Gil Chaverri Rodríguez Ingeniero Agrónomo creador de la Tabla Periódica de los Elementos utiizada en Costa Rica |
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Tabla Periódica de los Elementos de GilChaverri. Versión similar a la utlizada en los colegios costarricenses en los años 90s. Para el 2022 se utliza esta versión. |
Divya Anantharaman apunta con su linterna bajo los bancos de madera que rodean una torre de oficinas cerca de Wall Street. A esas horas, las calles de Nueva York son dominio exclusivo de los más madrugadores.
Comenzar su misión semanal de búsqueda y rescate durante el amanecer es esencial, según dice. Busca a las víctimas de los edificios de cristal: los pájaros que han muerto estrellados contra las ventanas. En cuanto amanece, los porteros barren las aceras, y así se perderían los cuerpos que sirven como prueba.
Anantharaman es voluntaria de NYC Audubon, una organización dedicada a proteger la vida y el hábitat de las aves silvestres de la ciudad. Inspecciona todos los rincones oscuros a su paso, mirando incluso a través de las jardineras para asegurarse de que no se le pase por alto ninguna víctima por colisión que pueda rescatar. Al final de su ronda, encuentra un pájaro muerto bajo un reluciente paso elevado de cristal que conecta dos edificios.
Es una becada americana, piensa, un ave migratoria de pico largo relativamente común. Cada primavera, las becadas atraviesan Nueva York después de haber pasado los meses fríos en Alabama y otros estados de la costa del Golfo. El pájaro está rígido, lo que significa que ha muerto recientemente, explica Anantharaman. "Los ojos siguen siendo muy claros, por lo que podría haber ocurrido hace unos minutos”. Hace fotos, se toma un momento solemne para cerrar los párpados del ave con el pulgar y mete el cadáver en su mochila rosa.
Cada año, entre 90.000 y 230.000 aves mueren tras colisionar con edificios en Nueva York, según estimaciones de NYC Audubon. La densidad de edificios iluminados de la ciudad es un peligroso obstáculo para los viajeros alados, especialmente durante las temporadas migratorias de primavera y otoño.
Nueva York se encuentra en una ruta migratoria hacia América del Sur, donde muchas aves pasan el invierno. Las aves se orientan por las estrellas, de modo que la luz artificial nocturna las atrae y desorienta. Creyendo que vuelan hacia la luz de las estrellas, los pájaros se desvían y aterrizan en medio de una metrópolis desconocida. "El mayor problema es el cristal reflectante”, explica Kaitlyn Parkins, bióloga de NYC Audubon. "Las aves no reconocen los reflejos. Si ven el reflejo de un árbol, para ellas es un árbol. Vuelan hacia él, pueden acelerar muy rápidamente y mueren al instante”.
En EE.UU., donde se ha llevado a cabo la mayor parte de la investigación sobre colisiones de aves, los edificios son responsables de la muerte de hasta mil millones de pájaros al año, según calculó el ornitólogo pionero Daniel Klem en la década de 1990. Pero las ventanas de cristal son trampas mortales en todo el mundo.
"Las aves son vulnerables al vidrio, ya que no ven el maldito material”, dice Klem. Subraya que no son los rascacielos, sino los edificios de baja y media altura el mayor peligro.
Klem, que ahora es profesor del Muhlenberg College de Pensilvania, considera que las colisiones con las ventanas son un problema fundamental para la conservación de aves. "En términos de amenaza, yo pondría la colisión justo después de la destrucción del hábitat”, dice. "Lo insidioso es que las ventanas matan indiscriminadamente. También se llevan a los ejemplares más aptos de la población. No podemos permitirnos perder a ningún individuo, y mucho menos a los buenos reproductores”.
En los últimos años, grupos conservacionistas y científicos han retomado este asunto. Binbin Li dirige uno de los dos grupos que vigilan las colisiones de aves en China. Es profesora adjunta de ciencias ambientales en la Universidad Duke Kunshan y se doctoró en Duke, en Estados Unidos. Allí conoció al principal investigador del proyecto de la universidad.
"Al principio pensé que el problema solo era en Duke, o en Estados Unidos. No podía imaginarme encontrar algo similar, en China", dice. Pero tras su regreso, recibió informes de tres aves muertas en el campus en el plazo de un mes.
Junto con un grupo de estudiantes, ahora cuenta las aves muertas en vuelo en el campus en Suzhou. Muchas de las víctimas, señala, se encuentran bajo pasarelas de cristal, como la becada que Divya Anantharaman encontró en Nueva York.
Li ha iniciado una encuesta nacional para obtener una imagen más precisa del problema. Tres grandes rutas migratorias atraviesan China, pero los datos sobre las muertes a lo largo de estas rutas son todavía limitados. "Nos dimos cuenta de que las colisiones de aves no son suficientemente conocidas en China, ni siquiera en el ámbito académico”, señala Li.
En Costa Rica, Rose Marie Menacho tuvo que convencer a sus profesores para poder investigar las colisiones de aves como estudiante de doctorado hace ocho años. "No sabían mucho sobre este tema, no sabían que era un problema real”, recuerda. "Incluso a mí me daba un poco de apuro hablar sobre mi investigación. Me daba un poco de vergüenza porque pensaba que no era tan importante”.
Ahora trabaja con unos 500 voluntarios para evaluar la magnitud del problema en los trópicos. Algunos guardan los cadáveres emplumados en sus congeladores, otros le envían informes y fotos. "No solo chocan las especies migratorias”, dice. Sus voluntarios también han recuperado quetzales de colores vibrantes y tucanes con picos extravagantes. Ambas son especies locales.
Ir al Proyecto Aves y Ventanas de Costa Rica.
"Las colisiones matan a muchas aves que ya tienen que lidiar con la pérdida de hábitat, el cambio climático, los pesticidas, etcétera”, advierte Parkins. "Y, sin embargo, el problema es muy fácil de resolver: basta con cambiar las ventanas y apagar las luces”.
Con los datos recogidos, Parkins y su equipo intentan convencer a los propietarios de edificios de cristal de Nueva York para que tomen medidas. Por lo general, no es necesario sustituir el cristal. Se puede colocar una lámina especial para reducir el reflejo, lo que, además, ahorra energía para calefacción y refrigeración. Las marcas en las ventanas también ayudan a las aves a reconocer la estructura.
La ciudad de Nueva York adoptó una nueva legislación en enero y ahora exige que las luces de los edificios públicos se apaguen por la noche durante la temporada de migración de aves. Desde el año pasado, también se exige a los arquitectos que planifiquen diseños respetuosos con las aves en todos los edificios nuevos, como el revestimiento ultravioleta de los cristales, que es visible para las aves, pero no para los humanos. Estas medidas ayudan enormemente, según Parkins. Tras la renovación del Centro de Convenciones Javits, que es respetuoso con las aves, se encontró un 90 por ciento menos de pájaros muertos en los alrededores del edificio.
En la acera frente a Brookfield Place, un enorme centro comercial y de oficinas en el extremo sur de Manhattan, Rob Coover inspecciona un pequeño pájaro. Todavía no ha amanecido, pero ya lleva media hora buscando pájaros muertos.
Mira cuidadosamente detrás de una pila de sillas, que los trabajadores de una cafetería colocarán pronto en su terraza. Ya ha tenido que inclinarse dos veces sobre un cadáver diminuto y rígido para hacer fotos. Ahora vuelve a sacar de su mochila guantes de goma y bolsas de plástico para recoger y conservar un cuerpo.
En una ocasión, Coover encontró 27 aves en una sola mañana. Una compañera voluntaria fue noticia internacional cuando recogió 226 pájaros sin vida en los alrededores del One World Trade Center en una sola hora en septiembre de 2021.
"Es bastante deprimente encontrarse con todos esos cuerpos”, dice Coover. A veces encuentra un superviviente y lleva el animal herido a un santuario de aves. Los cadáveres suelen acabar en su congelador hasta que tiene tiempo de llevarlos a la sede del grupo de conservación, donde se recogen y a veces se distribuyen a los museos. "Antes de la pandemia, me iba al trabajo después de mis rondas y los metía en el congelador de la oficina. Nadie se daba cuenta”, añade.
En EE. UU. y Canadá, los voluntarios actúan en varias comunidades, y la lista de gobiernos locales que promulgan leyes para proteger a las aves de los edificios va en aumento. Según la organización sin ánimo de lucro American Bird Conservancy, la ley de Nueva York es una de las más eficaces. Tras estudiar las colisiones de aves durante casi medio siglo, Daniel Klem está encantado. Por fin ve la creciente concienciación que esperaba.
"El cambio climático también es un tema muy serio, nadie quiere desviar la atención de ello. Pero es muy complejo y nos va a llevar un tiempo entenderlo y convencer a la gente de que actúe con responsabilidad. Las colisiones de aves es algo que podríamos resolver mañana mismo. No es complicado. Solo hay que hacerlo”, concluye.
Usted puede informarse sobre métodos para evitar el choque de aves en este link:
https://www.facebook.com/groups/289187377950892
https://evi.forcoscr.com/search/label/Aves%20y%20Ventanas?max-results=100
Aves Migratorias , Colisión de Aves con ventanas , Edificios de Cristal , Pájaros , Rutas Miagratorias , Ventanas , Vidrio
EN COSTA RICA RESULTA MAS DIFICIL DESHACERSE DE UN LIBRO QUE HACERLO
Cartago, 31 de enero de 1934
Senor: Doctor Clodomiro Picado T.
San José.
Mi querido amigo:
Me explico muy bien el sentimiento de pena, casi de conmiseración, que a usted y a cuantos saben que no nací bajo el signo protector de Mercurio había de causarles la publicación de mi librejo. En efecto, publicar un libro en Costa Rica, si no se es rico y si se tiene en mira sacar siquiera los gastos de impresión, tiene que ser visto y compadecido como un acto de verdadera locura. Mas, cuando se publica con el ánimo perfectamente resignado a la pérdida, ya en este caso no cabe la lástima, como tampoco cabe en el del muchacho o viejo alegre que se gasta unos reales en una farra. No faltará quien al leer esto me crea más necio y digno de lástima todavía y piense que es una solemne tontedad la del que voluntariamente disminuye su ya exigua importancia capitalística sólo por darse el gusto que únicamente a los niños se consiente.
-¿se acuerda usted de los de París y sus juegos náuticos en el estanque de nuestro amado Luxemburgo?-, de fletar un barquillo de papel, verlo alejarse hacia dentro y esperar a que un golpe de brisa lo traiga de nuevo a la orilla. Cierto es que tampoco ha sido sólo para divertirme un rato que me he resuelto a hacer ese alarde de publicidad, pero con todo y que esa explicación sé que no me deja muy bien parado en el concepto de mis compatriotas, no me convendría desmentir1a. Prefiero callarme la verdadera de miedo a que conociéndola sondee la gente toda la profundidad de mi insensatez. A usted sí voy a revelársela en confianza, pues que aquí en el Repertorio Americano no hay miedo que lleguen a saberla esos nuestros conciudadanos de que habla su carta. El Repertorio, usted lo sabe, se hace en Costa Rica para que se lea en el extranjero; en Cartago, por ejemplo, que por ser donde yo vivo (vivo sin vivir en mí), es donde más me interesa guardar el secreto, apenas tiene esta revista doce suscripciones, contando la de la Biblioteca de la ciudad y del Colegio, la cual, si no fuera por el bibliotecario, se quedaría las más veces sin abrir. Como usted ve, no corrernos riesgo de que nos oigan las gentes y menos en estos días que tan ocupadas andan con la política.
Pues bien, aquí inter nos, mi intención al recoger en un tomo esos artículos, algunos inéditos, otros casi inéditos para los cos-tarricenses, pues que fueron publicados en el Repertorio, fue buscarles lectores dándoles una publicidad más extensa y más duradera. Me propuse y creo haberlo conseguido, gracias al buen gusto tipográfico de La Tribuna, hacer una edición atractiva: formato pequef'lo a propósito para llevar en el bolsillo, buen papel, una cubierta elegante, etc. Todavía calientitos como quien dice, de su paso por la prensa, llevé mis libros a dos de las más reputadas librerías de San José y me traje diez ejemplares a Cartago para ponerlos a la venta en la tiendecita de silabarios, lápices y cuader-nos de la localidad. Atendiendo a la crisis que todo lo ha depreciado, incluso el dólar todopoderoso, abaraté lo más que pude mi mercadería, hasta llegar a ponerle a mis Viajes y Lecturas el mismo precio que tiene aquí la libra de mantequilla de don Arturo Volio, <t 2,50. Pues ni por esas, mis libros no han tenido salida y todavía se hallan en la compal'lía de los silabarios, lápices y cuadernos. Tres personas, me cuenta la sef'lorita de la tienda, hicieron el envite de comprarlo, pero, como dicen los abogados tan elegantemente, el contrato de compra no se perfeccionó. Tal vez pensaron que mi librito no es ni con mucho un elemento tan importante para su vida como la mantequilla.
Bueno, me dije, no queriendo dar mi brazo a torcer, ésta que llaman los gacetilleros noble y leal ciudad no llega en punto a cultura siquiera a la categoría de villa. Pero es el caso que en la ca-pital no han corrido mis Viajes y Lecturas mejor suerte. NiTrejos, ni Soley, ni García Monge han logrado sacarle a nadie del bolsillo los <t 2,50 y meterle en cambio mi librito con todo y ser tan cómodo su formato. Resultado: la edición que no fue especialmente copiosa, apenas si está decentada con los envíos a los amigos de dentro y fuera del país, y me aterroriza la idea de tener que abandonarla al olvido y a los ratones, porque una de las cosas que he aprendido de esta vez es que en Costa Rica resulta más difícil deshacerse de un libro que hacerlo. Claro es que si saliera a regalarlo por las calles pronto me vería libre de él, pero eso no puede parecerme a mí, que soy el padre de la criatura, un modo decoroso de salir de ella.
Lo decente es ir regalando los libros poco a poco cuando viene al caso, esto es, cuantas veces un amigo amable me pregunta: Sé que ha escrito usted un libro, ¿dónde lo tiene a la venta? Pero esto también ofrece una dificultad y es que nadie quiere llevárselo sin la correspondiente dedicatoria, tal vez para ponerse a cubierto de la sospecha que pudiera despertar de habérmelo comprado. Recuerde usted la anécdota de Vincenzi y el Cholo Obregón. Ahora bien, de todas nuestras cursilerías esa de las dedicatorias es la que yo más aborrezco y así y todo esta vez he tenido que poner unas cuantas, y lo que es peor, absolutamente seguro deque el receptor de mis obsequios no leerá de mi libro otra cosa que ellas.
Sí, amigo Clorito, ya hemos llegado a la parte realmente trágica de mi experiencia, y no sólo de la mía, que al fin no soy nadie, sino de cuantos en Costa Rica han cometido con mayores luces y prestigio la misma candorosidad de publicar libros. Aquí tal vez se enseñe a leer a la gente, es decir, tal vez se le enseñe la mecánica de la lectura, pero la verdad es que la gente no lee. Cuando más, el periódico, los rótulos del cine, alguna novelita pornográfica o algunos versitos ramplones; muy distinto de lo que pasa en otras partes, ya no digamos en Estados Unidos o en Europa, sino en países donde no se habla tanto de la importancia que los gobiernos dispensan a la educación pública. Nada me sorprendió tanto en México como lo mucho que se lee allá; hasta el peladito mexicano podría dar en esto lecciones a los que aquí pasan por cultos, y sin ir tan lejos, creo que en Nicaragua, aun entre los menga/os, hay más interés intelectual que entre nuestros sefioritingos, filisteos zafios, como decía mi venerado maestro el doctor Ferraz, aunque los gradúen de Bachilleres en Ciencias y Letras, Licenciados en Leyes y muy pronto Doctores en Jurispru-dencia, si es que cuaja ese famoso proyecto con que algunos piensan remediar las deficiencias de la Escuela de Derecho, creídos de que los grados significan algo por sí mismos, hasta cuando no se trata de alcoholes y temperaturas.
Sí, amigo Clorito, esto sí debe contristamos el alma, al menos a quienes como nosotros apreciamos el dinero en mnos que nuestro empalio de comunicar ideas, buenas o malas, pero al fin ideas, en un país donde la mayoría de los hombres no piden a Dios más que el pan nuestro, y a veces no lo piden ni a Dios sino a sus intercesores en la tierra. Nuestra cultura es cosa para uso externo y que no ha logrado penetrarnos, hacernos más comprensivos, más curiosos de las cosas del mundo, más libres de prejuicios, sino que por el contrario nos ha hecho más necios, más parroquiales y pedantes. Y es que una cultura superficial, ramplona, impartida por maestros de escuela y hasta por profesores de Estado que no tienen fervor por ella, que no se les ve preocupados nunca por otra cosa que el mejoramiento de sus sueldos, que viven haciéndose
intrigas entre sí y zalemas a los políticos dispensadores de as-censos, no puede dar a los jóvenes ninguna elevación intelectual
y moral. De la cultura hay que decir lo mismo que Renán dijo de la verdad religiosa: Une vérité que l'homme n'a pas tirée de son propre coeur, et qu 'il s'applique comme une sorte de topique extérieur, est inefficace et sans valeur mora/e.
Pero a qué hablar de estas cosas. ¿ Quién querría ponerse a pensar seriamente en el asunto y arrostrar la grita de los charla-tanes responsables de nuestro atraso intelectual que se llaman, sin
embargo, apóstoles de la ensefianza, y de los muchos ingenuos que tan ufanos están y estarán per secula seculorum de nuestras escuelas y colegios?
Gracias por su carta, tan generosa, tan animadora, como todas las cosas que debo a su amistad, a esta nuestra vieja amistad hecha aquí, en aquel otro Cartago de la infancia y de la mocedad, conversando al abrigo de los claustros del viejo San Luis o al aire libre de nuestros pintorescos alrededores, y robustecida luego en los días y las noches de París por nuestro común amor a la Francia promotora del saber y del progreso humanos. Aunque no fuera más que por su carta que revela tan atenta y carinosa lectura de estos mis Viajes y me trae recuerdos de los otros, del que hice con usted hace veintitrés anos a la Bretana de Delage y de Renán, estoy satisfechísimo de no haber resistido a la tentación de tomificar mis últimas andanzas por entre los hombres y los libros. No acepto, pues, su pésame, pues que me siento como de parabién, alegre y dichoso de haber encontrado, a más del buen amigo, el buen lector.
Lo abraza, su afectísimo,
Mario Sancho
Observaciones a don Manuel Alvar y demás académicos sobre el uso legítimo del concepto “América Latina”
El conocimiento es poder. Es hora de pasar ese poder a la próxima generación.
Marti Harvey es conferencista en la Universidad de Texas en Arlington y columnista de Community Voices de Dallas Morning News 2018. tomado original de https://www.dallasnews.com/
Cuando comienzo a prepararme para las clases del próximo semestre, considero lo que mis estudiantes necesitan aprender. ¿Qué aspectos de mi clase los prepararán para el mundo real?
El sistema educativo debe hacer lo mismo.
Cada semestre tengo una semana de "laboratorio de matemáticas" en mi clase de informes universitarios. Las palabras infunden miedo en mis alumnos. Sus ojos giran hacia atrás en sus cabezas, hacen espuma en la boca, farfullan las palabras,
-"Pero soy un estudiante de artes liberales". -dicen
No es tan malo, de verdad. Cubrimos aspectos como qué significan los cambios en los impuestos a la propiedad para su alquiler, cómo las tasas de interés afectan los pagos de su automóvil o tarjeta de crédito y cómo un aumento del 5 por ciento afecta sus cheques de pago.
Rara vez superamos los impuestos a la propiedad antes de que comiencen a darse cuenta de que si son dueños de una propiedad, pagarán impuestos a la propiedad para siempre. Y siempre me sorprende que aún no lo sepan.
Es un error de nuestro sistema educativo que los estudiantes no dejen el colegio o la universidad con estas herramientas y conocimientos básicos, entre otros.
Es por eso que necesitamos traer de vuelta la vieja clase de economía doméstica. Llámelo "Habilidades para la vida" y hágalo obligatorio en las escuelas secundarias. Enseñe economía básica junto con presupuestos, comparación de precios, habilidades básicas de cocina y administración del tiempo. Dales un mejor comienzo en la vida real del que tienen ahora.
¿Qué tan genial sería si nuestros hijos supieran cómo comprar comestibles y mantenerse dentro de un presupuesto? ¿No se sentirían los padres aliviados si sus hijos entendieran cómo se acumulan los intereses en sus tarjetas de crédito? ¿Y no deberían todos tener una gran comida que ellos pudieran cocinar si los invitados aparecieran?
Estas son las habilidades que aprendimos en economía doméstica en la escuela secundaria, las habilidades que todos los niños deberían tener, ya sea que vayan a la universidad o vayan directamente a la fuerza laboral.
He escuchado el argumento de que los jóvenes deberían aprender estas cosas de sus padres, pero mi experiencia es que así no sucede, por varias razones.
Pero la escuela secundaria es el momento perfecto para presentar los conceptos básicos de la vida. Los estudiantes comienzan a sentirse adultos. Pueden ver la luz al final del túnel de la escuela secundaria. Están pensando en cómo será la vida para ellos. La economía doméstica les indica que sabemos que están creciendo y queremos ayudarlos en el camino de la vida.
Por eso, nuestro plan de estudios de la escuela secundaria debe mejorar para los estudiantes. Sí, el inglés, la historia, el álgebra y la ciencia son importantes. Pero, ¿de qué sirven si no sabe cómo preparar la cena o si no sabe cómo afecta su record crediticio a los intereses de las tarjetas de crédito? ¿Qué tan impresionado estaría un empleador potencial si un joven solicitante de empleo pudiera hablar sobre habilidades de gestión del tiempo?
Tomado directo del artículo original
Artículo sugerido: en return to now.net
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